12.9.09

A porrazo limpio: Melrose Place

The CW se ha puesto las pilas esta temporada, arriesgando tanto con las campañas publicitarias como con las nuevas series que forman parte de su parrilla. La primera en estrenarse ha sido el remake de Melrose Place, que no ha contado con gran apoyo de la audiencia norteamericana, ya que tan solo ha logrado reunir a 2.300.000 espectadores, una audiencia inferior a la media lograda por series como Gossip Girl o One Tree Hill en emisiones normales (no hablemos ya de estrenos).


En una televisión donde la gran mayoría de las nuevas series o proceden de una exitosa saga de libros o son remake de antiguos grandes éxitos televisivos, no es nada fácil destacar, pero Melrose Place es en nuestra opinión un buen producto, con calidad en su trama y en su interpretación (algo de lo que el otro remake del canal, 90210, no puede presumir). Y es que el vecindario reúne grandes elementos que hacen que para nosotros esta serie, tan solo con su piloto, se haya convertido en el must de la temporada, a saber:


1. La historia comienza con el asesinato de Sydney en la piscina de la urbanización, lo cual promete toda una serie de especulaciones, teorías, desconfianzas entre los vecinos, investigación policial... Y lo mejor de todo, flashbacks, muchos flashbacks de Sydney, que promete ser un personaje zorril a la altura de nuestras expectativas.
2. Prostitución, cual Sin Tetas o 700 Euros, unida a una situación financiera límite (la Universidad norteamericana es muy, muy cara, bitches). Anda, pues como Sin Tetas o 700 Euros, fíjate tú.
3. Cleptomanía, algo de lo que Wynona Rider estaría orgullosa. Si bien Ashlee Simpson se metió un retrato de la muerta en el bolso (que ya me dirás tú para qué lo querrá, o el marco era valioso...), también vimos al personaje de David entrando en una galería de arte y rajando un cuadro con valor de más de 1 millón de dólares. Según nuestras fuentes, en el próximo capítulo veremos a Ashlee robando un paquete de galletas en el Carrefour, OMG.


"Espiar a los del camión de la basura no es lo mismo...".


4. Lesbianismo. Porque si hay algo que nos gusta más que una zorra, es una zorra lésbica. Y nosotros, que somos muy de la filosofía de El Informal (oséase, "lo que diga la rubia"), estamos dispuestos a convertirla en nuestra diosa zorril, por debajo de Blair, SIEMPRE.
5. Buenorros. Porque lo de Colin Oggsfield no es bormal, ¡ay omá qué rico! En esta foto nos recuerda a Tom Cruise, por suerte cuando en lugar de darnos asco verlo, lo que nos provocaba eran unos calores sobrehumanos. También hay otro chavalín que no está mal, aunque lo que nos atraiga de él sea su personalidad-Seth-Coen-like más que su físico. Por cierto, no os perdáis de vista a Colin, porque promete ser un eje central de la trama, sobre todo tras haberlo visto al final del capítulo quemando su uniforme (de chef) ensangrentado. ¿Sería él el asesino o hay una explicación lógica para ello?


"¡Te amo, Katie Holmes! ¡No me mires así, Oprah, no estoy loco!"


Pero bueno, tampoco iba a ser todo bueno. Si bien en el piloto nos han hecho un mix de tramas casi tan imposible de seguir como los gritos del plató del programa de la bazofia conocida como Sálvame (algo normal cuando nos tienen que presentar a tantos personajes) o nos han deleitado con la típica fiesta Hollywoodiense de niña de papá (aunque contextualizada ya que iba a ser grabada por el aspirante a director de cine), la verdad es que este producto funciona, audiencias aparte. Los actores son buenos, excepto Ashlee Simpson, claro. Aunque no estamos del todo seguros de si se lo requiere el guión, porque la verdad es que Violet es rara, pero rara de cojones, entre que roba una foto y que se queda pasmada con el episodio-5000-dólares, se hace la mosquita muerta y da a entender que tiene mucho, pero mucho que ocultar. Nosotros estaremos ahí para averiguarlo.


"O sea que lo de Rocco Siffredi es cierto..."


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