1.9.09

Puta. No, tú. No, tú más.

Este podría ser perfectamente uno de los elaborados diálogos de la serie del año, 90210. Que no os voy a engañar, yo la veo, pero sólo porque no es más mala porque no se lo proponen. Los diálogos son tan faltos de originalidad que parece que los hayan ido copiando frase por frase de otras series. Los personajes son tan superficiales que no llegas a sentir un ápice de complicidad con ellos. Ya se pueden morir todos en un incendio en el instituto (cual FoQ-psicópata-drama), que nadie se acordará de ellos, pues son tan reemplazables como la ropa de los maniquíes en un Bershka. No hablemos ya de la capacidad de interpretación de estos chavales, que no van a ver un Emmy en su vida porque directamente no los van a invitar a la ceremonia. La intervención estelar de la cara inexpresiva de Tori Spelling le dio un poco de caché a la serie, y con eso lo digo todo. Con suerte son capaces de cambiar de cara cuando están felices y tristes, aunque el tono de voz ya es más difícil. De lo poco que se salva en ella es Ryan Eggold, que por lo menos está tremendo y reactiva nuestras fantasías sexuales entre profesor y alumno.


El negrito, teniendo una embolia cerebral.


Las tramas de la serie son de lo más repetitivas: que si ahora salimos, que si ahora no, que si me gustas pero soy malo contigo porque me va ese rollo, que si ahora aparece otra que pone en peligro nuestra relación, que si follamos, no que tengo miedo de la desfloración, pues nos drogamos, vale pero no se lo digas a mis padres, acabo de tener una revelación: no soy como la gente piensa, vamos a cotillear un rato, por mí bien, por mí también, ¿nos emborrachamos y nos desnudamos?, ¡perfecto!, ¿y lo colgamos en YouTube?, vale; fijo que nadie nos encuentra, ¿y una orgía? Ya basta.


Jessica Stroup, después de leer un guión de 90210.


Lo que más me sorprende de la serie es lo increíblemente bien que se lleva la familia Wilson. Veamos esta situación:
Te levantas. Tienes mala cara.
Una persona normal diría: Es que dormí mal.
En 90210, Annie o Doug dirían: Ah, nada, no te preocupes, es que ayer estuve montándomelo con X hasta las 5 de la mañana y entre lo dura que es esta cama, que estaba drogada hasta las cejas y que el calentón no me dejaba dormir, no pegué ojo. Pero tranquilos, que me chuto de café y me fumo un par de cigarrillos y ya estoy como nueva.
Y al final del día, tan ricamente alrededor de la mesa cenando como si nada hubiera pasado, que los problemas familiares como mejor se solucionan es cebando a tus descendientes.


Las familias norteamericanas, esas grandes desconocidas.


Y las chicas. ¿Qué me decís de las chicas? Intentan ser unas putas y no llegan a tener rabietas de niñas de chupete. Por ejemplo, la idea de Naomi para arruinar el cumpleaños de Annie fue invitar a su ex y liarse con él. ¡Cuidado, Blair Waldorf, no te vaya a usurpar el trono! Si hasta unas extras fueron más bitches con un par de frases que ellas en toda la temporada. Y mira que lo intentan, pero no hay manera. Son como la Coca-Cola Zero: por mucho que se empeñen, no es lo mismo.


"-Tía, ya vale de experiencias orgánicas, ¿saes?
-Jo, tía, para un papel que me sale natural
..."


Anyway, estaremos dándolo todo con la segunda temporada. Será nuestra primera oportunidad de ver a Rumer Willis actuando, algo que llevamos tiempo esperando. A ver si los guionistas se inspiraron este verano entre caipirinha y caipirinha y mejoran este guilty pleasure que tanto me apasiona y aborrece al mismo tiempo. Pero es que es tan adictiva...

1 comentario:

  1. Cada personaje es peor que el anterior. ¿Te has fijado que Annie siempre hace gallos al hablar como si hubiese salido la noche anterior o algo? XD

    Los que la vemos siendo conscientes de que es malísima debemos ser un poco masoquistas o a ver como se explica semejante cosa...

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